Llenar el presupuesto del país mediante la venta de activos estatales ha puesto en peligro la estabilidad de los servicios de transporte en Argentina. Los transportistas están dispuestos a tomar medidas drásticas para proteger los puestos de trabajo y expresar su descontento con la actuación de las autoridades encabezadas por el Presidente Javier Milei

El sector de la aviación emplea a unas 15.000 personas en total, de las cuales 10,5 corresponden a Aerolíneas Argentinas, la mayor empresa estatal. Los sindicatos han amenazado con paralizar los vuelos el próximo miércoles, 30 de octubre, si se mantiene la decisión de vender.

El Gobierno intentó sacar adelante un proyecto de ley para vender una serie de organismos a través de la Ley de Bases, pero la oposición en el Congreso se lo ha impedido. No obstante, el Presidente, haciendo caso omiso de las opiniones de los trabajadores, promulgó un decreto por el que se anunciaba la privatización de las compañías aéreas.

Los problemas en el sector comenzaron cuando las autoridades anunciaron cambios en los procedimientos de jubilación de los empleados y reducciones de plantilla.

Se anunciaron nuevas condiciones salariales y también se propuso un aumento salarial del 7% para mayo, lo que, con una inflación que alcanza el centenar por ciento, es poco menos que una intimidación. La mayoría de los sindicatos no apreciaron la “generosidad” de Casa Rosada y rechazaron la propuesta. Se desencadenó un conflicto, con una serie de protestas que afectaron a miles de pasajeros.

Los sindicatos calculan que la caída de los ingresos con respecto a la inflación ha sido del 77% desde el comienzo del gobierno del presidente Milei. La venta de empresas estatales, entre ellas Aerolíneas Argentinas, podría dejar sin trabajo a personas ya empobrecidas.

Lo que está provocando el malestar popular que el equipo anarcocapitalista carece de un plan claro para salvar los puestos de trabajo y garantizar la continuidad de las conexiones de transporte. Los empleados del sector se sienten abandonados a su suerte, y su descontento está escalando de forma natural hacia una confrontación abierta con el gobierno. Los sindicatos ya han anunciado su disposición a tomar medidas decisivas, hasta llegar a una huelga general que podría paralizar la economía del país.