Un grupo de investigadores del BIOLAB, vinculado al INBIOTEC Mar del Plata, realizó un innovador trabajo de campo
Un estudio, liderado por el becario postdoctoral del CONICET Mauro Martínez, evaluó el efecto del aumento de la temperatura en tres grados centígrados en cultivos de trigo y cebada que fueron infectados con dos especies de hongos patógenos del género Fusarium. Este trabajo, publicado en la revista científica Agricultural and Forest Meteorology, se realizó recreando el aumento de temperatura nocturna durante tres años consecutivos en cultivos sembrados en campo, a diferencia de la mayoría de este tipo de investigaciones que suelen realizarse a través de modelados y datos obtenidos en laboratorio. El aumento de la temperatura que consideraron es el que se proyecta a futuro contemplando el escenario actual de cambio climático.
El trabajo es uno de los primeros que se realiza completamente en condiciones de campo y que evalúa la interacción de un factor biótico como el hongo infectante y un factor abiótico como el aumento de la temperatura, en dos cultivos de interés agronómico. Los especialistas evaluaron el efecto de variar estos parámetros en la presencia de enfermedades, la calidad del grano y la contaminación por micotoxinas.
Sebastián Stenglein, investigador principal del CONICET, explica que aumentar en tres grados centígrados la temperatura mínima nocturna, proyectada a futuro, generó que ciertas variables de calidad de los granos varíen de manera negativa lo que, sumado a la presencia de ciertos hongos, mostró una mayor concentración de toxinas. “Por lo tanto, en un escenario de calentamiento global y ante una infección de Fusarium se verían afectados los productores y la sociedad, que incorpora estos granos a sus dietas. Por lo tanto, esto nos permite comenzar a evaluar alternativas para manejar a futuro esta situación”, añade el ingeniero agrónomo.
La investigación se llevó a cabo en el Laboratorio de Biología Funcional y Biotecnología (BIOLAB), grupo vinculado al (INBIOTEC-CONICET), en la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires (UNCPBA), específicamente en la Chacra Experimental para los ensayos a campo. El análisis que llevó tres años de ensayos congregó, además de Martínez y Stenglein, a la investigadora adjunta María Inés Dinolfo del CONICET, Agustín Arata Jefe de Trabajos Prácticos de la Facultad de Agronomía de la UNCPBA, Fernando Biganzoli, profesor adjunto de la Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de Buenos Aires, Dante Rojas, jefe del laboratorio de contaminantes químicos del INTA y Diego Cristos, coordinador del área de protección de alimentos del mismo organismo. También contaron con la colaboración de técnicos de campo y laboratorio y la colaboración de otros espacios científicos, lo que conformó un trabajo interdisciplinario en toda regla.
El cambio climático resulta, lamentablemente, un tema conocido por sus efectos en la vida cotidiana, pero es un tópico de especial interés para aquellas personas que investigan cuestiones relacionadas a la producción de alimentos, como les sucede a los integrantes del BIOLAB. Stenglein explica: ”La posibilidad de realizar trabajos a campo con cereales de tanta importancia para nuestro país, como el trigo y la cebada, y con hongos que merman los rendimientos, degradan los granos y además poseen la capacidad de producir toxinas nocivas para nuestra salud, es un tema que desde los inicios del BIOLAB, es primordial. Contemplar además el aumento de la temperatura proyectada a futuro, por el cambio climático, nos permitió avanzar en el conocimiento y observar ciertos cambios que pueden surgir en el futuro”.
El
análisis de la interacción de variables mostró que el aumento de
temperatura generó que las condiciones fueran más favorables para una de
las especies de hongos en los cultivos, pero también afectó la calidad
del grano de manera negativa y aumentó significativamente la cantidad de
micotoxinas en las plantas. Este tipo de evaluaciones es importante
porque permite contribuir a la generación de estrategias de manejo de
cultivos a futuro, anticipándose a los afectos adversos del cambio
climático en el área de la seguridad alimentaria.
Por: Redacción