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Medioambiente | 19 de agosto de 2023 Inicio

Talar de Nahuel Ruca

La importancia de los talares en la provincia de Buenos Aires como reductos de biodiversidad.

La importancia de los talares en la provincia de Buenos Aires como reductos de biodiversidad.

La riqueza ecológica de Mar Chiquita no se termina en su Reserva de Biósfera, ni en su mar, ni en sus extensos campos. Tiene secretos, perlas de pura ecología, son pequeñas, pero muy apreciadas. Una de ellas es el talar que se encuentra en la estancia de Nahuel Ruca (Cueva del Tigre), el más austral que se conoce. Tiene una extensión de 16,5 has, esto es un parchecito diminuto en la inmensidad de la estepa pampeana.

Los talares de la provincia de Buenos Aires tienen como especie dominante al tala (Celtis tala), especie nativa de nuestro país. Los bosques de tala o talares son una rara intrusión del distrito fitogeográfico del Algarrobal. Esta comunidad penetra por el delta y costea todo el Río de la Plata hasta Punta Indio, desde allí, baja en dirección sur donde termina, literalmente, en nuestro apreciado talar. Tenemos otros talares cerca en la Laguna Las Talitas, y en Sierra de los Padres. Nuevos estudios indican la posible presencia de talares en formación en zonas aledañas a Miramar.

El ambientalismo los tiene muy en estima. Y no es por su estética, pues nuestro árbol en cuestión tiene una copa desaliñada, es espinoso, su altura no es mucha. Tampoco tiene un tronco único, al gusto europeizante del que estamos acostumbrados, si no varios, inclinados y desordenados. En realidad, se los aprecia por su valor ecosistémico. Los talares son los únicos bosques nativos que tiene la provincia de Buenos Aires. Fueron en el pasado refugio de innumerables cantidad de animales como "el tigre" que dio origen al nombre de Nahuel Ruca. Hoy también, el avistaje de aves en estos bosques es otra perla que nos regala la estancia. Otro residente asociado es la bella Mariposa del Talar, negra con su característica banda azul, es aquí donde se hospedan sus orugas. El tala será la especie arbórea principal, pero no es la única. En el sur le acompañan los molles, curros, coronillos, saucos, tembetaríes y muchos otros, formando una auténtica comunidad vegetal. También proliferan innumerables especies herbáceas nativas. Cada una de estas plantas están asociadas a insectos, también nativos, cerrando un círculo virtuoso ecológico. Así nos encontramos con el verdadero valor de los talares: la BIODIVERSIDAD.

Un fenómeno interesante relacionado a esta biodiversidad es el “talar de alambrado” que también tenemos en Nahuel Ruca, más nuevo que el original claro. Ocurre que este árbol da un fruto muy apetecido por los pájaros, y estos luego de comerlos ávidamente, se posan en los postes de los alambrados y allí defecan las semillas dando origen a los retoños. Sumado a que los propietarios gustan de estos árboles de alambrada que los ayuda a limitar sus campos. El talar de alambrado vino a torcer la tendencia decreciente de estas poblaciones. Dichos bosques durante mucho tiempo proveyeron de leña a los pobladores de la provincia. Se cree que la ciudad de Buenos Aires tenía sus barrancas cubiertas de talares y que desde el mismo momento en que arribó Pedro de Mendoza, fueron utilizados como proveedores de madera. Los grabados de la época realizados por el cronista Ulrico Schmidel lo demuestran.

Muy a diferencia del conquistador español, nuestro talar ha caído en buenas manos: La estancia de Nahuel Ruca. Este lugar hace ganadería con pasturas nativas evitando agroquímicos. La otra actividad que destaca en la estancia es el turismo rural, con lo que protegen especialmente a este bosque que tienen en su campo, el más austral. La estancia pertenece a la Red Argentina de Reservas Naturales Privadas. Esta red está comprometida con la conservación de los valores naturales y culturales en tierras de propiedad privada, lo cual es muy alentador en estos tiempos de imparable extractivismo y deforestación.

Casi la totalidad de los talares están en propiedades privadas a excepción de algunas pocas reservas que orillan el Río de la Plata. Por eso, las actividades que se hacen en la estancia Nahuel Ruca son paradigmáticas. Habrá que evaluar lo positivo que ocurra allí y hacer extensionismo hacia otras estancias y campos. Siempre persiguiendo un fundamento filosófico: “dar un lugar a la biodiversidad”, que nos alegra la vida.


Por: Lic. Diego Carrillo Noble

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