Se reabre el debate sobre normas sanitarias
La crisis provocada por la gripe aviar en Estados Unidos ha llevado al gobierno de Donald Trump a tomar decisiones poco comunes para contener la escalada de precios de los alimentos: duplicar las importaciones de huevos brasileños (que antes solo se usaban como alimento para mascotas) y evaluar cambios regulatorios para permitir el uso de huevos de gallinas criadas para carne (broilers) en alimentos procesados.
Aunque estos huevos no llegarán directamente a las góndolas, podrían usarse en productos como mezclas para tortas, helados o aderezos, liberando así más huevos frescos para los consumidores. Pero esta medida, que implicaría modificar regulaciones de la FDA, genera preocupaciones entre especialistas en seguridad alimentaria. "Necesitamos más yemas para la gente", ironizó el congresista republicano Dusty Johnson, uno de los impulsores del cambio normativo.
Gripe aviar e inflación
Desde el inicio del brote en 2022, la gripe aviar ha diezmado a casi 170 millones de aves en EE.UU., incluyendo pollos y pavos. Esto ha provocado un fuerte desabastecimiento, subas de hasta el 53% en los precios mayoristas de huevos en febrero, y preocupación creciente entre consumidores y empresas alimenticias.
Restaurantes subieron sus precios, las góndolas están semivacías y los consumidores soportan una nueva fuente de inflación. En respuesta, la administración Trump lanzó en febrero un plan de USD 1.000 millones para mitigar el impacto, que incluye apoyo a productores y nuevas investigaciones sobre vacunas.
En paralelo, EE.UU. incrementó en un 93% las importaciones de huevos desde Brasil, según la Asociación Brasileña de Proteína Animal. Hasta este año, esos huevos solo estaban autorizados para alimentación animal, pero desde enero se habilitó su uso en alimentos para consumo humano -aunque solo procesados y no frescos. Sin embargo, Brasil no puede exportar huevos para venta directa ni huevos líquidos pasteurizados debido a la presencia de enfermedad de Newcastle, un virus que afecta a las aves de corral, según el Departamento de Agricultura de EE.UU.
Cada año, los productores de carne aviar descartan unos 360 millones de huevos no aptos para incubar pollitos. Aunque algunos se destinan a vacunas o exportaciones, la mayoría se destruye. Esto ocurre porque esos huevos no cumplen con las normas de refrigeración de la FDA (45°F o 7°C a las 36 horas de ser puestos).
La industria avícola reclama que, dado que los huevos se pasteurizan antes de usarse, no deberían considerarse un riesgo. Sin embargo, expertos advierten que la falta de refrigeración adecuada puede permitir que proliferen bacterias como la salmonella a niveles que ni la pasteurización puede eliminar. "Existe la posibilidad real de aumentar el riesgo de enfermedades transmitidas por alimentos", alertó Susan Mayne, exdirectora del Centro de Seguridad Alimentaria de la FDA.
Por: Redacción